
Ing. Joaquín López
12/6/2025
4 min. de lectura
En la agricultura de exportación, cada detalle cuenta. Los mercados internacionales exigen altos estándares de calidad y presentación, por lo que cualquier alteración en el desarrollo de los cultivos puede comprometer no solo la productividad, sino también la comercialización. Uno de los factores más difíciles de controlar, pero con mayor impacto negativo, es el clima extremo, especialmente el calor excesivo. Por eso, comprender qué es un golpe de calor, cómo se origina y qué hacer para evitarlo, es clave para mantener cosechas sanas, productivas y listas para competir en el mercado global.
El golpe de calor ocurre cuando las temperaturas ambientales superan los 35 °C durante varias horas, especialmente si se combinan con alta radiación solar y baja humedad relativa. Estas condiciones provocan un estrés térmico severo en las plantas, que altera funciones esenciales como la fotosíntesis, la transpiración y la absorción de nutrientes.
Cuando esto sucede, el metabolismo vegetal se ralentiza o incluso se detiene, afectando gravemente el desarrollo y la producción del cultivo. Es un fenómeno particularmente riesgoso durante etapas críticas como floración, cuajado o llenado de fruto.
Aunque el clima no se puede controlar, sí es posible entender por qué se producen estos eventos y cómo anticiparse a ellos. A continuación, tres factores que propician un golpe de calor en tus cultivos:
La exposición directa y constante al sol durante las horas de mayor radiación incrementa la temperatura foliar y provoca quemaduras, marchitamiento y pérdida de flores o frutos.
Si la planta no tiene acceso constante a agua, su sistema radicular no puede compensar la pérdida de humedad por transpiración, lo que agrava el impacto del calor.
Cultivos con deficiencias de Potasio, Calcio o Boro son más vulnerables al daño térmico, ya que estos nutrientes ayudan a regular el cierre estomático, reforzar las paredes celulares y facilitar la transpiración controlada.
A pesar de que no podemos modificar el clima, sí existen estrategias efectivas para proteger los cultivos. Estas medidas son especialmente importantes para agricultores que exportan, ya que aseguran calidad y continuidad en la producción:
Implementar un programa de nutrición líquida equilibrada es fundamental. Elementos como Potasio, Calcio, Silicio y Boro fortalecen las estructuras vegetales, mejoran la resistencia celular y regulan la transpiración. La aplicación vía fertirriego asegura una distribución uniforme, rápida absorción y mayor eficiencia.
Utilizar bioestimulantes líquidos naturales como aminoácidos, extractos vegetales y ácidos fúlvicos activa procesos fisiológicos que aumentan la resiliencia de la planta. Esto es especialmente útil en momentos críticos, como olas de calor, donde la planta necesita responder rápido al estrés.
Programar riegos profundos y frecuentes en las horas más frescas del día ayuda a mantener la humedad del suelo sin causar estrés hídrico. Evitar los riegos superficiales o irregulares permite que las raíces se desarrollen a mayor profundidad, donde la temperatura es más estable.
El golpe de calor representa uno de los mayores desafíos para los agricultores que buscan calidad y rendimiento sostenido en sus cultivos; pero, con prácticas adecuadas de nutrición líquida, bioestimulación y manejo hídrico, es posible prevenir sus efectos y mantener la producción en niveles óptimos.
Si te interesa saber más sobre nutrición líquida o deseas asesoría para proteger y aprovechar al máximo tu cultivo, déjanos tus datos en el formulario de contacto. Estamos listos para ayudarte a enfrentar el calor con soluciones eficaces y adaptadas a tus necesidades.